quarta-feira, janeiro 11, 2017


Diário de viaje4
Algunos conceptos claves para la ruta. 


Parte 1. Rumbo al infinito.
Eran 3. Tres hojitas. El panadero sopló unas palabras y las regaló a mí frente al terminal de Córdoba. Para protección, dijo. Sigue conmigo el “Kintu” (regalo*), mágica y pan, dicen.

“Hecho con amor”. Más que un slogan. 

Después que ha regresado de su ruta cósmica, el viajero se ha convertido en panadero. Mentira. Ya lo era. Desde que nos topamos por primera vez en Ecuador, él ya manejaba este arte de mover la masa. Regresando a la casa, el arte se hizo “Kintu”, un proyecto-proceso de un grupo de jóvenes haciendo pan. Estoy hablando de una panadería que conocí en Córdoba y que sigue presente en mis pasos a través de las cosas que aprendí en este lugar. Ok, seamos objetivos: todo esto es para hablar de una panadería nombrada Kintu. Una panadería que hace panes de centeno, multicereales, pizzas… ¡No, no es esto! Es más que esto. Es un espacio para la gente compartir, es un espacio de enseñanza, casi una escuela, para hornear senti-verdades y producir amor.  

Es un espacio de con-vivencias.  Allá, hacer pan es casi una excusa para disfrutar de la compañía del otro o para estar con uno mismo… Mensajitos distribuidos por las paredes nos acuerdan: “Estamos creando medicina, seamos conscientes de ello. Seamos amor”. “Recordar el propósito”. “Y empezar a dar amor de nuevo…” – este último está junto a una receta de la mescla mágica de fermento y H²0. Siempre el agua…

Al final de 2015, ha llegado más agua a la ciudad de Córdoba… Un Mar… Marina. Una mescla hermosa de Mar y harina. Igual que el panadero y su hermano, Marina estuvo tejiendo su camino cósmico por Latinoamérica a lo largo de algunos meses, fluyendo por espacios variados. Como yo, fue trasladada por el corazón hacia aquella ciudad. Hoy es parte del Kintu, como la tercera hojita que faltaba… Mar tiene ojos azules. En la espalda, un hermosísimo cliché: “Carpe diem”. Algo para recordar cada día: vivir el presente.  

El presente nunca es rutina, cuando vivido con AMOR. Mesclar agua y fermento… Pesar la masa. Mover la masa. Hornear la masa. Sacar el pan del horno. ¡Cuidado para no quemar(se)! Distribuir el pan por la ciudad. Todo igual y todo distinto, día tras día.  Pasado casi un año, el Kintu se hizo Quinto. Explico: son 5 los elementos básicos que forman el mundo material: fuego, tierra, madera, metal, agua. La con-vivencia de sus miembros junto al campo, a la naturaleza (no como algo externo, sino como parte de uno mismo) ha hecho con que el Kintu se convierta en Quinto ('principal', en Quechua*) una convergencia de personas-aguas, tierras, maderas, metales y fueguitos… gente que se mescla a diario (como agua, harina y fermento), (in)fluyéndose mutuamente y recreándose continuamente.

Eran 3. Después 5...
5+3 = ¿?

Parte 2
Eran 3. Dos hermanos y “El mágico”. Un triángulo abierto hacia muchos más...
(Cont.) 

*Kintu: En la Cultura Cusqueña donde se acostumbra el uso legal del Te de hojas sagradas, se dice que “Kintu es conocida en los andes como "Koka Kintu" que significa un regalo del Inti, dios Incaico. Este Kintu consiste en 3 hojas de coca que simbolizaban los 3 mundos del pueblo andino (el mundo de los Dioses, de los humanos y de los muertos) que lo utilizaban como ofrenda en sus rituales religiosos para propiciar bendiciones, protecciones y buenas cosechas.” 

Fuente: 
http://ludoterapiaautocreadoragestalt.blogspot.com/2011/06/kintu-ofrenda-de-flores-sagradas-la.html


Regalo: pan y amor. 








El presente como regalo... ¡Gracias, Mar!

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