sábado, janeiro 07, 2017


31.12.2016
Garganta Del Diablo – Tilcara.
Sobre mirar, ver y confiar…

Muchos miran, pocos ven. Confiar es ver con el corazón.


El último día de 2016 llegué a Tilcara, provincia de Jujuy, norte de Argentina. Fui dejándome llevar - fluyendo, dicen - hasta decidir pasar el último día del año en esta pequeña ciudad, Patrimonio de la Humanidad – antes mismo que lo reconociera la UNESCO (según Yo). Me sentí un poco perdida cuando llegué al terminal y no tenía ninguna referencia sobre Tilcara; hospedaje, puntos turísticos, nada, nadita. ¿Dónde yo pasaría la noche? Pido información a una pareja – europeos, alemanes creo. 

- ¿Don’t you have a ‘Lonely Planet’ book? (¿No tienes el libro ‘Lonely Planet’?). Saqué unas fotos del guía de ellos, opciones de hostales. Acabé topando con dos chicos en el medio de la calle y llegué a Villa Nanin. ¡Ufa! ¡Ya tenía lugar para pasar la noche del Año Nuevo. Gente buena onda y menú vegetariano! ¿Qué más yo podría pedir?

En el momento que llegué al Hostal, bajo un solazo, dos chicos salían para visitar la “Garganta del Diablo”. ¡Perfecto! ¡Me apunto! Humitas mágicas de una señora para aguantar el camino hacia arriba.

La garganta es como un canyon entre grandes rocas, con sus miles formatos, salpicadas por cactos, también de distintos formatos – algunos muy fálicos, debo decir.

El camino no es algo tan fácil. Aún menos si vas bajo el sol fuerte de las 12h pm. Pero, como dirían los propios argentinos, “!reeee vale la pena, boludo!” jejeje Voy extrañar estos decires hermosos…

Lo mejor de la Garganta es su ‘boca’

Caminando unos pocos minutos, llegamos a una cascada. El sol nos invitaba a meternos en el agua, con toda su fuerza, con toda su potencia cielo abajo. En algún momento, llega un señor. Él atrae la atención de todos que están allí. Camina muy seguro, con las manos en los hombros de su esposa. Se acerca a la cascada… Hay una expectativa compartida entre todos nosotros. Estamos sorprendidos, admirados, encantados… El hombre empieza a gritar cuando se mete bajo el agua, con toda su potencia, con toda su fuerza…. Agua y hombre, fuertes y potentes. La gente alrededor le aplaude y grita con él. En este entonces, celebramos la confianza. La mirada de un hombre que nos enseñaba como ver en la ‘oscuridad’, que nos enseñaba como caminar confiando y, además, como sentir, con todos los sentidos, potencializando nuestras habilidades, incluso las más olvidadas.

Enseñanza para 2017: confiar y seguir. Mirar hacia dentro. Y más que todo, ¡meterse en el agua!

*Con todo respecto y admiración, comparto este momento con algunas imágenes. Un sencillo homenaje. 






El hijo: "Sí, es mi viejo". 



El grito. 


Confianza: ver con el corazón.


La "boca"

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