quinta-feira, janeiro 26, 2017


DIÁRIO DE VIAJE 5
POTOSÍ – Sobre fronteras y espacios-tiempos
¿Estoy cierta, Cameron?

8 de enero de 2017

El escribía en su cuaderno negro, que traía las letras "A" y "C" en la portada, escritas a mano con bolígrafo negro (¿o sería azul?), las letras de su nombre y apellido. Salía al aire una sonrisa hermosa a cada rato, como si fuera el propio escritor un personaje de su historia, disfrutando de alguna aventura… El cuaderno estaba dividido en dos partes, así como su propio origen. Eran dos mitades de la misma narrativa, dos espacios-tiempos distintos pero entretejidos.

"¿De dónde eres?" - pregunto. 
     "Irán e Inglaterra" - contesta el escritor. 

Dos espacios-tiempos distintos pero igualmente complementarios.

***
¡Cocha!¡Cocha! ¡Cochabamba!” Gritaba una mujer a las 5 de la mañana en la Terminal de Oruro, mientras yo esperaba mi bus para La Paz escribiendo estas líneas. Su grito atraviesa mi narrativa, y me hace acordar que dejé Potosí hace seis horas. El escritor seguía allá, en su propia ruta alrededor de Latinoamérica/Abya Yala (dos espacios-tiempos distintos)

Cerro Rico - Potosí

Cameron escribiendo entre dos tiempos-espacios



Potosí es una ciudad de narrativas entrecortadas. La narrativa de Cerro Rico es la narrativa de la riqueza cercada por la pobreza. La narrativa de dos espacios-tiempos, pasado y presente interactuando simultáneamente. “En mi sentimiento es aún mayor” – me ha garantizado el guía turístico (ex minero), resaltando la presencia del gigante Cerro en su ancestralidad. Un Cerro imponente y sometido, indestructible y agotado.

Cameron. Inglés, hijo de iranís, una mirada profunda y perspicaz de un hermoso anciano de 19 años. No tiene patria fija, y por eso mismo siente que tiene todas las patrias. ¿Tenemos carretera, tenemos patria? Su ruta alrededor de Latinoamérica debe terminar a mediados de 2017… Así dijo… Nadie lo sabe.




Cuzco, 26 de enero de 2017. Pasó mi cumple. Yo estaba en el alto más alto de Machu Picchu. No tuve mucho tiempo para reflexionar como me hubiera gustado. Los tiempos turísticos son otros. Aun así, mi cuerpo sintió cada alteración. Yo celebraba la vuelta de mi solcito, en medio al encuentro chorreante con mi luna (¿pueden imaginar esto?). Dejé Machu Picchu bajo un aguacero que me permitió conocer el avance tecnológico del drenaje inca, supongo (¡a confirmar!). ¡Y qué arquitectos geniales! ¡Qué gigantes! ¿Cómo es posible que apostemos tan definitivamente en el desarrollo occidental, dando espaldas a tantos saberes, como si fuera algo ultrapasado? Al mismo tiempo, acorremos (turistas, gobiernos e investigadores) a todo que lleva el sello “Inca” de ancestralidad, locos por un rescate del pasado glorioso  e imperial. ¡El pasado está adelante, boludxs! No se puede vivir dos narrativas separadas sin conectalas, pendejos!. Las dos son parte del mismo cuento (¿Estoy cierta, Cameron?). 




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